Notica coja a propósito de lo «latinoamericano»

Por: segundo arrocero[1]

desde hace unas semanas he pensado en el arte como un fenómeno fundamentalmente ritualístico, es decir, un fenómeno efímero y pactado que sucede dentro cualquier tipo de sociedad. Digo sociedad y quiero decir algo así como un club. Entonces, el arte y, entre ella, la literatura (ques a lo que más le he dedicado mi energía) es un ritual, no algo que se esconde dentro de la obra de arte o el texto, ni tampoco algo divino o una especie de don. Es, para ponerlo en términos menos raros, un juego. Pero este textico es sobre lo “latinoamericano”

Portada pintada por el propio Henry Fiol. No hay ley, sino conjura.

hay dos cosas en las que pienso cuando pienso en Latinoamérica: la constitución de las fronteras geopolíticas (estas líneas divisorias que son producidas también la contabilidad de una región, los problemas circunscritos a una jurisdicción y ordenamiento específico, la constitución de un país, la construcción simbólica, las fuerzas sensibles de un territorio, los paisajes y sus narraciones, etc.) y pienso también en un juego, es decir la arbitrariedad que me permite ignorar o agravar mi relación con estas fronteras. Creo que mi preocupación y responsabilidad hacia este proceso continuo que llamamos Latinoamérica o Cauca o Colombia es lo que, en primera instancia, determina el suelo donde sucede el juego.[2] Entonces paso a focalizar mis intereses: decido quedarme a vivir acá; les pongo nombres: Cauca, guerra colombiana, poesía latinoamericana; asumo una actitud de responsabilidad y produzco una imagen de mí mismo en relación a este enorme pedo. O sea: es posible que asuman de mí la identidad de un latinoamericano. No me importa

creo que los problemas que aquejan a mi país son múltiples y, salvo las profundas y determinantes particularidades del terror y la belleza de mi territorio, no son sólo de acá, no son propiamente latinoamericanos. Esto es maravilloso por dos puntos: 1. la imagen que produzco es más bien amplia: pueden leer en mí a un subalterno, un marrano, un marica, unx hijx de la guerra, que les hay en todas partes del mundo, en todos los rincones del Norte y el Sur;[3] y 2. las particularidades de las que hablo tienen rostro y son mis vecinxs y el espacio donde vivo. Esto focaliza el asunto: el ser latinoamericano es simplemente una imagen proyectada, pero lo poderoso es acompañar a tu vecinx, ser parte de una comunidad que, como tantxs, sufre de lo que aparece sin piedad por todos lados; lo importante es conocer aquello que es único y singular en mi cercanía. Es decir, lo importante es actuar, hacer

Algo aliens y falsos.

lo latinoamericano es una imagen que resulta, a su modo, de cualquier acción… se proyecta desde una posición y actitud específica de nuestros cuerpos en un espacio determinado. No necesariamente es algo autoconsciente (como la canción “Latinoamérica”, de Calle 13, que me parece horrible a fuerza de gesto premeditadamente latinoamericanista¸ populista, porque una cierta actitud “crítica” nos señalará la hipocresía o lo paila de ciertos clichés, de ciertas actitudes o poses, de ciertas imágenes proyectadas al mundo)…[4] y esto es lo maravilloso porque, entonces, no hay algo fijo que sea lo latinoamericano, sino el resultado (imágenes, al fin y al cabo) de muchos juegos, de muchos momentos, de muchos rituales que nos hacen sentir, pensar, recordar de algún modo todo aquello que vamos nombrando como Latinoamérica…


[1] Este texto fue realizado por pedido de una conocida latinoamericana habitante de las Europas. Se compuso a inicios del año 2024 y ahora parece una huella apropiada de aquellos días, ya un año después en se relee y se publica.

[2] Sin duda aquí el autor está apuntando a lo que después podrá conceptualizarse más claramente como territorio o como el problema territorial en todo fenómeno artístico, si con ello nos referimos a algo muchísimo más fértil y peligroso que los “mercados de obras culturales” y etc. Sobre este asunto, ya enunciado como problema territorial, está este texto y quizá este.

[3] Este texto también fue escrito antes de “El desgarro de las autorías” (ensayo que puede leerse aquí), donde el problema de la relación entre el cuerpo de lx escritorx y las imágenes que produce son centrales. Sin duda, este asunto puede desplegarse.

[4] Cuando nos referimos a este gesto de la canción de Calle 13, también señalamos que lo populista es, fundamentalmente, un territorio usurpado/usurpable por el capital. Es muy fácil hacer un inventario de productos culturales latinoamericanos, de tradiciones o paisajes y ofrecerlos como una lista de lo propiamente latinoamericano, sin reparar mucho en ellos, sin reparar si quiera en lo profundamente inquietante de un verso como “el que no quiere a su patria, no quiere a su madre”. Este tipo de listas son propias de las publicidades turísticas, de los programas estatales, etc. Queremos ver con desconfianza este tipo de actitudes, de poner lo latinoamericano como una cosa mucho más extensa, como algo que arranca una huida o deja unas huellas en medio de sus fintas.


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